Hacia un Nuevo Contrato Social Global: Reflexiones de Alfred de Zayas sobre la Segunda Cumbre Mundial para el Desarrollo Social

GINEBRA

A las puertas de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social en Doha, Alfred de Zayas nos recuerda que sin justicia no habrá paz, y sin desmilitarización no habrá desarrollo. Su nuevo ensayo es un llamado urgente a recuperar el espíritu de la Carta de la ONU y colocar al ser humano, no a los mercados, en el centro del progreso.

Por la Redacción Internacional | Basado en el ensayo de Alfred de Zayas, “Second World Summit for Social Development” (NewSpecial, octubre 2025)

Ginebra, 8 de octubre 2025

Con la mirada puesta en Doha, donde en noviembre de 2025 se celebrará la Segunda Cumbre Mundial para el Desarrollo Social (WSSD2), el ex Experto Independiente de la ONU Alfred de Zayas ha publicado una reflexión profunda sobre los desafíos estructurales que amenazan la justicia social y la cooperación internacional.

En su ensayo, el profesor De Zayas invita a repensar los fundamentos del desarrollo, advirtiendo que, a menos de cinco años del horizonte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030, la humanidad continúa atrapada entre un sistema económico desigual y una arquitectura internacional distorsionada por la militarización y el hegemonismo.

Una oportunidad perdida tras la Guerra Fría

El autor recuerda que la Primera Cumbre Mundial para el Desarrollo Social, celebrada en Copenhague en 1995, había despertado expectativas de un orden global más justo, centrado en la erradicación de la pobreza y la inclusión social. Sin embargo, aquellas aspiraciones fueron pronto eclipsadas por el contexto geopolítico de la posguerra fría.

Según De Zayas, el fin de la Unión Soviética ofreció una “breve ventana de oportunidad” para reorientar los recursos militares hacia el bienestar humano. Pero en lugar de avanzar hacia una “economía de seguridad humana”, la comunidad internacional se vio arrastrada por la expansión de la OTAN, la proliferación de conflictos armados y un discurso neoliberal que redujo el papel del Estado en favor de los mercados.

El jurista denuncia la “instrumentalización” de la ONU en operaciones militares que, bajo apariencia de legalidad, sirvieron para legitimar guerras y sanciones devastadoras —como las impuestas a Irak en la década de 1990—, calificadas por altos funcionarios de la propia organización como una forma de “genocidio económico”.

Reorientar la ONU hacia su misión fundacional

Para De Zayas, el gran desafío de nuestro tiempo no es técnico sino ético y conceptual.
“La mentalidad debe cambiar si queremos cambiar el paradigma”, afirma, recordando que el verdadero progreso no se mide solo en índices de crecimiento, sino en la capacidad de garantizar vida digna, equidad, justicia y paz.

El autor propone reafirmar la Carta de las Naciones Unidas como la única base normativa legítima del orden internacional, una suerte de “constitución mundial” que debe prevalecer sobre cualquier alianza militar o interés geopolítico. Ello implica una redistribución más justa de los recursos globales, el fortalecimiento de la solidaridad internacional y la transformación gradual de las economías centradas en la defensa hacia economías centradas en el ser humano.

El Sur Global y los BRICS como nuevos actores de equilibrio

El ensayo anticipa que en la próxima Cumbre de Doha, los países del Sur Global y los miembros de los BRICS desempeñarán un papel más determinante que en 1995.
La creciente desigualdad —agravada por el hecho de que en 2024 la riqueza de los multimillonarios aumentó tres veces más rápido que el año anterior—, exige, según de Zayas, un replanteamiento del sistema financiero internacional y de las políticas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, cuyas condicionalidades perpetúan la dependencia y la pobreza estructural.

El ex alto funcionario de Naciones Unidas advierte que foros elitistas como el Foro Económico Mundial de Davos no revertirán estas tendencias. En contraste, reivindica el papel del Foro Social Mundial y de la propia ONU como espacios legítimos para construir un nuevo pacto global basado en la justicia distributiva, la cooperación Sur-Sur y la soberanía de los pueblos.

Un llamado al realismo ético y la acción concertada

Autor de Building a Just World Order (Clarity Press, 2021) y The Human Rights Industry (2023), De Zayas reitera que el desarrollo social no es un componente accesorio, sino la piedra angular de la paz y la seguridad internacionales. En su opinión, muchos de los mecanismos de derechos humanos y de control de tratados han sido “capturados” por intereses políticos occidentales, lo que mina la confianza en el sistema multilateral.

Pese a su diagnóstico severo, el académico se declara optimista. “Creo en el progreso”, escribe, subrayando los avances de la ciencia, la tecnología y las normas internacionales, aunque lamenta que “la ejecución sigue siendo la gran ausente”.

Su propuesta es clara: que la WSSD2 no se limite a una declaración de intenciones, sino que formule medidas concretas y mecanismos de cumplimiento efectivos para alcanzar los ODS y restaurar la legitimidad del sistema de Naciones Unidas.

La reflexión de De Zayas culmina en un llamado a la conciencia colectiva: “La civilización significa el imperio de la ley, la transparencia, la rendición de cuentas, la justicia y la solidaridad internacional.”

De Doha podría emerger —si existe voluntad política— un nuevo compromiso con la dignidad humana, un equilibrio entre paz, derechos humanos y desarrollo que devuelva a la ONU su vocación fundacional: “salvar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra” y garantizar a todos los pueblos un porvenir de justicia social y convivencia pacífica.

Para ver el artículo original en el NewSpecial : https://newspecial.org/wp-content/uploads/2025/10/WEB-RNS-MAG-OCTOBRE-2025.pdf (Pag. 24 a 26)

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