21 de noviembre 2025
El 7 de noviembre , la primer ministra japonesa Sanae Takaichi declaró que un ataque de China contra Taiwán podría constituir una “amenaza existencial” para Japón, insinuando así que Tokio tendría la posibilidad de emprender una intervención militar en Taiwan. A su vez, China ha respondido con firmeza diplomática y medidas económicas —por ejemplo suspendiendo importaciones japonesas— y ha exigido que Japón se retracte. Este conjunto de hechos genera una escalada de tensiones en Asia-Pacífico, con riesgo real de militarización.
En entrevista con el canal de televisión CGTN, AIDHDES manifestó lo peligroso que puede ser una intervención militar del país del sol naciente en una China que parece ignorar en sus palabras la Carta de las Naciones Unidas. Y es que en su articulo 2.4 dice que «todos los Miembros se abstendrán en sus relaciones internacionales de recurrir a la amenaza o al empleo de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado…»
Este principio es de orden obligatorio (jus cogens) y constituye un pilar del derecho internacional contemporáneo.
En ese orden de ideas, el hecho de que Taiwán tenga una situación especial en el derecho internacional no exime automáticamente de la aplicación de ese principio. De hecho, se señala que la prohibición puede extenderse incluso a relaciones «Territorio/Estado no plenamente reconocido» que tienen un estatus pacífico establecido. Por tanto, la amenaza o escala militar propuesta por Japón debe verse como incompatible con ese mandato esencial del derecho internacional.
Que Japón sugiera intervención militar en el estrecho de Taiwán pone en riesgo el principio de no-uso de la fuerza, porque implicaría que una potencia intervenga en un conflicto con posibles efectos sobre la integridad de otro territorio.
Principio de solución pacífica de controversias
También recogido en la Carta de la ONU, en su artículo 2.3, se obliga a los Estados a «arreglar sus controversias por medios pacíficos de modo que no se ponga en peligro la paz, la seguridad internacional o la justicia». El anuncio de Japón incrementan la militarización del entorno, lo cual va en contra de ese principio de resolución pacífica y obligaría a China en su legitimo derecho a la defensa (art 51 de la Carta de la ONU) emprender acciones militares que afectan los intereses de la región, agitando la geopolítica en países como Iran, la India, Pakistan entre otros.
Se ha de mencionar que el principio de no injerencia es fundamental en el derecho internacional por lo cual, adentrarse en los asuntos relativos a Taiwán pertenecen estrictamente a la soberanía china, reconocida por la Resolución 2758 (XXVI) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que consagra el principio de una sola China.

En este contexto, la actitud japonesa no puede entenderse como un acto de prudencia defensiva, sino como un intento de proyectar nuevamente la presencia militar de potencias que históricamente han actuado en función de intereses ajenos a la paz de los pueblos asiáticos.
En términos de solidaridad internacional, un país del Norte global que proyecte su fuerza militar en una disputa asiática rompe con los principios de justicia global y perpetúa estructuras de poder que han sido históricamente dominadas por las grandes potencias.
Finalmente, la respuesta de Japón podría provocar una escalada en la región que afecte al Sur global: interrupción de cadenas de suministro, despliegue militar, aumento de la inseguridad y blindaje armamentístico, lo cual repercute en costos humanos, económicos y ambientales que pesan más sobre los pueblos empobrecidos.
Asi pues AIDHDES rechaza firmemente toda amenaza de uso de la fuerza por parte de Japón en el estrecho de Taiwán, recordando que la paz, la autodeterminación y el desarme constituyen los fundamentos de una cooperación internacional justa. De igual forma abogamos por la promoción de un mecanismo de no-intervención externa en los asuntos del estrecho de Taiwán, que incluya garantías de que ningún actor militar externo utilice esa zona como plataforma de confrontación.
Debe en ese sentido existir un fortalecimiento del papel de los pueblos y de las voces del Sur Global, para que no sean meros espectadores del conflicto entre potencias. Las movilizaciones socioambientales, los movimientos por la paz y los organismos de derechos humanos deben articularse internacionalmente para denunciar y prevenir escaladas.
Llamamos a Occidente dejar de soplar vientos de guerra que no van en interés de la paz mundial. El movimiento de tropas norteamericanas contra Venezuela y Colombia, las amenazas contra pueblos del Sahel y ahora, las amenazas del Japon contra China solo llevan a que se vulnere un derecho fundamental como es el derecho a la paz, erosionando el derecho internacional y violentando el espíritu de la Carta magna de las Naciones Unidas.
Para ver la nota oficial de CGTN :
https://espanol.cgtn.com/news/2025-11-21/1991737166510784514/index.html

