Ginebra, 15 de diciembre 2025
La Misión Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante las Naciones Unidas en Ginebra organizó el evento titulado «¿Es América Latina y el Caribe una Zona de Paz?», celebrado en el Palacio de las Naciones, con la participación de aproximadamente 40 asistentes, entre delegaciones diplomáticas y representantes de la sociedad civil.
El evento contó con la presencia de delegaciones de Barbados, Brasil, China, Colombia, Cuba, Guyana, Rusia, Palestina, Argelia, Irán y Venezuela, así como de organizaciones de la sociedad civil, entre ellas la Asociación Internacional de Derechos Humanos y Desarrollo Social (AIDHDES). El debate se inscribió en el marco de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, adoptada por la CELAC en 2014 y respaldada por resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Ponencias: la crisis del derecho internacional frente al poder
El profesor Alfred de Zayas, ex Experto Independiente de las Naciones Unidas sobre un orden internacional democrático y equitativo, abrió el debate con un análisis crítico sobre la incompatibilidad estructural entre el concepto de Zona de Paz y la existencia de bases militares extranjeras, sanciones unilaterales y prácticas de fuerza extraterritorial. Subrayó que la Carta de las Naciones Unidas, en particular sus principios de autodeterminación, no uso de la fuerza y solución pacífica de controversias, está siendo vaciada de contenido por una práctica sistemática de incumplimiento por parte de las potencias dominantes.
De Zayas enfatizó que el problema central no es normativo, sino político: el derecho internacional existe, pero no se aplica cuando entra en conflicto con intereses estratégicos, lo que conduce a una crisis de credibilidad del sistema multilateral y a una forma de gobernanza internacional basada en la fuerza y no en el derecho.
El embajador Rodolfo Benítez Verson, Representante Permanente de Cuba ante la ONU en Ginebra, aportó una lectura geopolítica regional al alertar sobre el despliegue militar sin precedentes de Estados Unidos en el Caribe, que incluye fuerzas navales, aéreas y acciones directas contra embarcaciones civiles. Señaló que estas prácticas constituyen violaciones flagrantes de los derechos humanos, incluyendo ejecuciones extrajudiciales, y representan una amenaza directa para economías pequeñas y abiertas cuya estabilidad depende de la paz regional.
El embajador cubano subrayó que la reactivación explícita de la doctrina Monroe, reflejada en documentos oficiales de seguridad nacional de Estados Unidos, niega el derecho de los pueblos de América Latina y el Caribe a decidir soberanamente su destino y convierte a la región en un espacio de competencia estratégica y control de recursos.
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El embajador Alexander Yánez, Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela, centró su intervención en el caso venezolano como expresión concreta de una estrategia más amplia. Explicó cómo las medidas coercitivas unilaterales, el reconocimiento de autoridades paralelas, la confiscación de activos y la militarización del Caribe forman parte de una política de máxima presión orientada al cambio de régimen, en abierta contradicción con la Carta de las Naciones Unidas y las resoluciones de la Asamblea General.
El embajador destacó que esta política no solo afecta a Venezuela, sino que erosiona el sistema internacional en su conjunto, al normalizar la apropiación de recursos ajenos, la extraterritorialidad de sanciones y el uso de la fuerza fuera del marco del Consejo de Seguridad.
Intervenciones: AIDHDES y China frente a la lógica de la fuerza
En la ronda de preguntas, David López, en representación de AIDHDES, recordó que la Zona de Paz no es una declaración simbólica, sino un compromiso jurídico regional, fundado en la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional marítimo y los derechos humanos. Señaló que los bombardeos a embarcaciones civiles en Colombia, la aprehensión de buques venezolanos en aguas internacionales y la confiscación de cargamentos constituyen actos de fuerza extraterritorial que vulneran la libertad de navegación y la prohibición del uso de la fuerza.
La intervención de AIDHDES subrayó que el problema no es ideológico, sino estructural: cuando un Estado se arroga el derecho de sancionar, confiscar y militarizar sin mandato multilateral, la Zona de Paz se convierte en una ficción. Defender a Venezuela, afirmó, equivale a defender una norma que protege a todos los Estados del Sur Global, ya que el precedente creado en el Caribe puede replicarse en cualquier región estratégica del mundo.
El profesor Alfred de Zayas, al responder a esta intervención, coincidió en que el obstáculo central es la falta de mecanismos efectivos de aplicación del derecho internacional, lo que conduce a una situación en la que “la fuerza sustituye a la legalidad”. El embajador de Cuba respaldó esta lectura, insistiendo en que la impunidad actual constituye un cambio de paradigma peligroso.
La Misión Permanente de la República Popular China cerró la ronda de intervenciones reafirmando que las medidas coercitivas unilaterales carecen de base jurídica internacional y que la imposición del derecho interno de un Estado sobre el derecho internacional socava el orden multilateral. China llamó a defender la autoridad de la Carta de las Naciones Unidas, promover la consulta entre Estados y rechazar la gestión unilateral de los asuntos internacionales.
Derechos humanos y geopolítica del Sur Global
El debate evidenció que la cuestión de si América Latina y el Caribe siguen siendo una Zona de Paz no es meramente declarativa, sino profundamente geopolítica y estructural. La militarización del Caribe, la reactivación de doctrinas de dominación hemisférica y el uso de sanciones como instrumentos de coerción económica afectan directamente a derechos humanos fundamentales, incluyendo el derecho a la vida, al desarrollo, a la soberanía permanente sobre los recursos naturales y a la autodeterminación de los pueblos.
Desde una perspectiva de derechos humanos, estas prácticas generan violaciones directas —como ejecuciones extrajudiciales y afectaciones económicas masivas— y violaciones indirectas, al debilitar las capacidades estatales para garantizar derechos sociales y económicos. Desde una perspectiva geopolítica, revelan una disputa entre un orden internacional basado en normas y otro basado en la concentración material del poder, donde el derecho se aplica de manera selectiva.
El evento dejó claro que la defensa del derecho internacional no es una opción ideológica, sino una condición material para la paz y la estabilidad global. Si la Carta de las Naciones Unidas deja de ser el límite del poder, la Zona de Paz en América Latina y el Caribe —y en cualquier otra región— se transforma en una noción vulnerable frente a la lógica de la fuerza.
AIDHDES reafirma su compromiso con la defensa del multilateralismo, los derechos humanos y la soberanía de los pueblos y considera que este tipo de espacios son esenciales para visibilizar que lo que hoy ocurre en el Caribe no es un caso aislado, sino una señal de alerta para todo el Sur Global .
