Bogotá, 7 de agosto 2025. El 26 de julio de 2025, la República Bolivariana de Venezuela fue escenario del Encuentro Internacional de Madres Víctimas del Fascismo, un espacio de memoria, resistencia y denuncia organizado por el Estado venezolano y diversos movimientos sociales en la Casa Amarilla de Caracas. El evento reunió a madres de víctimas de violencia política, represión y crímenes de odio ocurridos en contextos de conflictividad social impulsada por sectores extremistas que han promovido actos violentos en nombre de la desestabilización política.

La Asociación Internacional de Derechos Humanos y Desarrollo Social (AIDHDES) fue formalmente invitada a participar como organización internacional observadora. Durante el encuentro, representantes de AIDHDES se entrevistaron con diversas víctimas y madres de víctimas que fueron acompañadas parcialmente en Ginebra (CH) por la organización para radicar denuncia sobre el secuestro de parte de los EEUU y El Salvador contra sus hijos ante la Oficina del Alto Comisionando de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (OACNUDH). Quienes compartieron sus testimonios, dejaron un mensaje claro y directo para los órganos del sistema internacional de derechos humanos, en particular para la Organización de las Naciones Unidas (ONU). De hecho, dos de las víctimas del CECOT manifestaron su inconformidad con el órgano internacional

Marco Jesús Salinas y Tito Alejandro Martinez. Víctimas venezolanas de las políticas migratorias de los EEUU y víctimas del Gobierno del Salvador.

En los últimos años, Venezuela ha sido objeto de una intensa campaña de desestabilización política que, en varios momentos, ha derivado en actos de violencia sistemática promovida por actores no estatales con respaldo internacional. Muchas de estas acciones han tenido un carácter abiertamente fascista, dirigido contra simpatizantes del proceso bolivariano, migrantes, mujeres, jóvenes afrodescendientes y otros sectores históricamente excluidos.

Además, recientemente el presidente Nicolás Maduro denunció que 32 niños venezolanos permanecen “secuestrados” en territorio de Estados Unidos, separados de sus familias migrantes deportadas—una práctica que Caracas considera una grave violación del derecho internacional, psicológica y emocionalmente devastadora para las víctimas. Este contexto agrava la crisis humanitaria regional y subraya la urgencia de visibilizar todas las formas de violencia en foros multilaterales.

Las madres reunidas en el evento denunciaron cómo estas expresiones de odio y violencia han cobrado la vida de sus hijas e hijos, y cómo el dolor se ha transformado en fuerza para exigir justicia y garantías de no repetición.Las madres reunidas en el evento denunciaron cómo estas expresiones de odio y violencia han cobrado la vida de sus hijas e hijos, y cómo el dolor se ha transformado en fuerza para exigir justicia y garantías de no repetición. Se abordaron casos emblemáticos como los ocurridos durante las denominadas “guarimbas”, así como otros episodios de violencia paramilitar y atentados selectivos contra líderes sociales.

En calidad de organización internacional comprometida con la promoción de los derechos humanos, AIDHDES sostuvo entrevistas confidenciales y respetuosas con varias de las madres asistentes. Entre los elementos comunes que surgieron de los testimonios recogidos, se destacan:

  • La ausencia de una respuesta oportuna de parte de organismos internacionales frente a la violencia selectiva y sistemática vivida por sectores populares venezolanos.
  • El dolor transformado en acción política, exigiendo justicia en el plano nacional e internacional.
  • La firmeza en la denuncia contra actores nacionales e internacionales que promueven discursos de odio, criminalización del disenso político y desestabilización institucional.

Mensaje de las madres para la ONU

Las madres víctimas del fascismo presentes en el evento, en conversación con AIDHDES, dejaron un mensaje que solicitan sea escuchado y amplificado por el sistema internacional de derechos humanos:

«Pedimos a la Organización de las Naciones Unidas que escuche nuestra voz. No somos cifras ni víctimas invisibles. Nuestros hijos fueron asesinados por la intolerancia, por discursos que promueven el odio y el racismo. Rechazamos la manipulación política que niega nuestras heridas. Exigimos justicia, reparación y la condena firme contra toda forma de fascismo y violencia política. Queremos una ONU que mire hacia el Sur, que escuche a las madres pobres, a los pueblos que resisten.»

Este mensaje resume la necesidad urgente de avanzar hacia un enfoque verdaderamente universal e imparcial de los derechos humanos, que visibilice a todas las víctimas, especialmente aquellas que históricamente han sido marginadas por su clase, color de piel, ideología o pertenencia territorial.

El fascismo, en tanto ideología que promueve la negación del otro, el uso sistemático de la violencia política, la discriminación estructural y el exterminio simbólico o físico de los disidentes, es contrario a los principios fundamentales del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Conforme a la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, los Estados tienen la obligación de prevenir, investigar y sancionar actos de odio, racismo y violencia política, garantizando a las víctimas el acceso a la verdad, la justicia y la reparación integral.

Asimismo, el Consejo de Derechos Humanos y sus Procedimientos Especiales deben garantizar la no selectividad en el tratamiento de violaciones de derechos humanos, atendiendo tanto las violaciones cometidas por agentes estatales como por actores no estatales en contextos de violencia política.

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